Determinación, esperanza y éxitos en la resolución de problemas

Uno de mis libros favoritos es Cómo plantear y resolver problemas de G. Pólya. Suelo releerlo periódicamente y en la lectura de hoy me ha llamado la atención el siguiente párrafo sobre la importancia de las emociones en la resolución de problemas

Sería un error el creer que la solución de un problema es un “asunto puramente intelectual”: la determinación, las emociones, juegan un papel importante. Una determinación un tanto tibia, un vago deseo de hacer lo menos posible pueden bastar a un problema de rutina que se plantea en la clase; pero, para resolver un problema científico serio, hace falta una fuerza de voluntad capaz de resistir durante años de trabajo amargos fracasos.

y sus consecuencias en la enseñanza

Cuando un alumno comete errores verdaderamente garrafales, cuando es de una lentitud exasperante, casi siempre es por las mismas razones; no tiene absolutamente ningún deseo de resolver el problema, no desea incluso comprenderlo como es debido, y por tanto, no lo comprende. Así, el profesor que desee realmente ayudar a un alumno, debe ante todo despertar su curiosidad, comunicarle el deseo de lograrlo. Debe también conceder al alumno un cierto tiempo para reflexionar, al cabo del cual quizá se decida a trabajar.